Las ideas cambian el mundo…
Por: Gustavo Pizzi
Hablábamos el mes pasado sobre el ser maestro, la responsabilidad de la tarea y cómo un maestro puede cambiar vidas casi sin darse cuenta. En la historia de la humanidad hubo grandes maestros. Cada uno con estilos propios. La lista puede ser interminable. Los hay muy famosos que cambiaron el rumbo de la Humanidad, que fundaron las grandes religiones: Buda, Jesús, Mahoma…por nombrar las tres cosmovisiones religiosas con más fieles…Pero también hubo maestros que fundaron corrientes de pensamiento, escuelas, doctrinas… También maestros anónimos que pasaron al conocimiento popular por la fama de sus discípulos…
Quizás la característica común entre estos “grandes” maestros es que rompieron con los moldes, propusieron nuevas formas de ver la realidad, propusieron cambios en lo establecido y marcaron vidas, historias, países, culturas.
Esta característica viene junto a otra mucho más difícil de valorar como positiva. Tuvieron que superar el pensamiento común, tuvieron que “romper” paradigmas afianzados popularmente y muchos de ellos terminaron perseguidos, “ninguneados” por parte de la sociedad y en muchos casos por sus enseñanzas los condenaron a la muerte. Sin ir más lejos los referentes de la Filosofía griega antigua. Sócrates, Platón y Aristóteles fueron perseguidos por sus enseñanzas: Sócrates fue condenado a beber sicuta por “corromper a los jóvenes”, Platón vendido como esclavo por contrariar al tirano de Siracusa y Aristóteles fue perseguido cuando muere su discípulo Alejandro Magno...Jesús fue muerto por “enseñar” cosas contrarias a los escribas y fariseos…Y todos sus discípulos fueron martirizados por enseñar costumbres contrarias al Imperio Romano: San Pablo, San Pedro, y casi todos los apóstoles…En nuestra Argentina Sarmiento fue perseguido por sus ideas, Estrada también, y contemporáneamente sabemos del derramamiento de sangre de muchos docentes, periodistas, investigadores, etc perseguidos por la última dictadura por no pensar igual que los militares.
Siempre que alguien piense y difunda su pensamiento este se presenta como peligroso. ¿Por qué esto? Simplemente porque el pensamiento es la herramienta más poderosa que tenemos y querer dominarlo es el anhelo de todo hombre. Podemos dominar el cuerpo, encerrar a un hombre y hasta matarlo pero lo que no podemos nunca hacer es doblegar una idea. Sólo se hace esto con otra idea mejor. Y las ideas son independientes de las personas. Cuando se propagan y se transmiten tiene un poder de transformación infinito por el simple hecho de ser entes espirituales al decir de la vieja filosofía… Por eso es muy difícil educar. Porque si las ideas se pudieran imponer por la fuerza el mundo se hubiera detenido cuando un poderoso lograra imponer la suya. Pero no es así. Las ideas se construyen desde la realidad y se transforman junto con la humanidad. Los seres humanos tenemos una naturaleza tal que cuando nos apropiamos de una convicción podemos cambiarla sólo cuando otra convicción pueda rebatir la primera. Por ello es difícil educar. No se puede imponer. Lo que se impone no tiene durabilidad, se descarta fácilmente y hasta resulta contraproducente. Se educa verdaderamente cuando el discípulo puede “ver” con sus propios ojos la realidad. Y nos pasa a los docentes el proceso de “ver”, es totalmente personal y se va construyendo con la vida. Lo que hoy no puedo distinguir claramente quizás lo haga más adelante. Esto genera en el maestro decepción o abatimiento pero el buen maestro sabe que los procesos son largos, personales, que se maduran el tiempo. Por eso educar es sembrar. Muy pocas veces es cosechar. Pero el sembrador siempre es optimista. Es optimista por necesidad. Ya que si no lo fuera no sembraría .No se pregunta si va a ser posible sino que está convencido que es posible, no le preocupan las condiciones actuales porque las condiciones siempre cambian lo importante es sembrar, que la semilla este en el surco. Sembradores cuyo único alimento es la esperanza eso es un educador. Porque sabe que las ideas cambian el mundo.
Lic. Gustavo Pizzi |