viernes, 4 de diciembre de 2015

A nuestros Egresados 2015

A nuestros Egresados 2015

Profesora: María del Valle Fernández


PH: Henrán Platini

En estos momentos, en los que sentimos que una etapa queda atrás, nos hace pensar y tomar conciencia de que la vida es un largo sendero con puertas que se cierran para abrir otras nuevas. 

Hoy queremos homenajear un ciclo de tu vida y todo lo que has logrado en vuestro paso por la escuela. 

Vuestros corazones y mentes se han llenado de conocimientos, de experiencias, de competencias necesarias para desenvolverse en un mundo cada vez más exigente y desafiante, en un proceso intenso de transmisión de valores que les permitirán ser personas de bien, de sentimientos forjados en cada momento de convivencia. Pero la nostalgia nos hace mirar atrás, es tiempo de balances, de recordar lo lindo que fue todo y si hubo momentos difíciles, ahora a la distancia, ya no se ven, quedaron en el olvido. 

Crearon un espacio mágico en el aula y fuera de ella, compartiendo conocimientos, sentimientos, experiencias y convivencias. Conocimos diversas personalidades. Los curiosos, los extrovertidos, los inteligentes y los que vivían en su mundo de fantasía, los serios, los responsables y los no tanto… 

Hoy se darán cuenta que con esfuerzo y con actitud, se alcanzan las metas y que nunca es tarde, extrañaran las risas compartidas y también las peleas, que ya son anécdotas. 

Sean siempre honestos y responsables, hay un mundo más allá del que tienen a su alrededor… y el aula fue de alguna manera una réplica, en menor escala, de la vida real. 

Todos son muy capaces, ser perfeccionista es bueno como virtud, pero no como obsesión. Ser inteligente y generoso, son ingredientes válidos para el éxito que estamos seguros lo van a alcanzar. 

Son personas valiosas. No permitan que nada ni nadie los desvíe de su camino como personas dignas y honestas. 

Recuerden siempre a su Colegio, porque les brindó el espacio para que nos conociéramos, para que fortalecieran los vínculos de amistad que perdurarán toda la vida. Y agradezcan el esfuerzo de vuestros padres y profesores, porque hicieron posible que hoy estén llegando al final de esta meta. 

Nunca renuncien a sus sueños, nunca dejen que renuncien sus amigos, nunca renuncien a ser estudiantes y se darán cuenta que nunca dejarán de aprender. Los finales llegan, inexorablemente.... 

No deben sentir pena porque en el fondo saben que todos van hacia un camino de éxito, y los caminos de éxito siempre se encuentran, y no una, sino muchas veces. Lo que significa que en un futuro seguiremos tan juntos como hoy. 

Todo tiene un final. Y aunque lo saben, cuesta llegar a ese momento en que hay que despedirse, de los amigos, de los momentos compartidos, de la escuela... 

Pero no nos despedimos, pues aquí estaremos siempre para recibirlos con las puertas abiertas como cada día... Que Dios los bendiga y los acompañe en el nuevo camino que comenzaran a recorrer. 

Los queremos y los guardaremos en el GRAN CORAZÓN DE NUESTRO QUERIDO IDC.





martes, 1 de diciembre de 2015

Reflexiones de Navidad

Carta de Jesús en Navidad



Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños, todos los años se hace una gran fiesta en mi honor, y creo que este año sucederá lo mismo.

En estos días, la gente hace muchas compras, hay anuncios en las radios, en la televisión, y por todas partes no se habla de otra cosa sino de lo poco que falta para que llegue el día.

La verdad, es agradable saber que, al menos un día algunas personas piensan un poco en mi. Como tu sabes, hace mucho años comenzaron a festejar mi cumpleaños.

Al principio no parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero hoy en día nadie sabe para que celebran.

La gente se reúne y divierte mucho, pero no sabe de que se trata.

Recuerdo el año pasado, al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta en mi honor; pero, ¿sabes una cosa?,....... ni siquiera me invitaron.

Yo era el festejado y ni siquiera se acordaron de invitarme, la fiesta era para mí y cuando llego mi gran día, me dejaron afuera, me cerraron la puerta. y yo quería compartir la mesa con ellos ....... (Apocalipsis 2:20).

La verdad no me sorprendió, porque en los últimos años todos me cierran las puertas.
Como no me invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido y me quede, en un rincón, estaban todos bebiendo, había algunos borrachos contando chistes, riéndose fuertemente; la estaban pasando en grande.

Para colmo llegó un viejo un viejo gordo, vestido de rojo, de barba blanca gritando "jo, jo, jo, jo, jo", parecía que había bebido de más, se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él diciendo "Santa Claus, Santa Claus", como si la fiesta fuera en su honor.

Llegaron las 12 de la noche y todos comenzaron a abrazarse, yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara. Y, ¿sabes? Nadie me abrazó.

Tal vez creerán que yo nunca lloro, pero esa noche lloré; me sentía destruido, como un ser abandonado, triste y olvidado.

Me llegó tan hondo, pero al pasar por tu casa, tú y tu familia me invitaron a pasar, además me trataron como un rey.

Tú y tu familia realizaron una verdadera fiesta en la que yo era el invitado de honor, además cantaron himnos recordando mi nacimiento; hacía tanto tiempo que a nadie se le ocurría hacer eso.

Que Dios bendiga a todas las familias como la tuya, yo jamás dejo de estar con ellas ese día y todos los días.

Otra cosa que me asombra es que el día de mi cumpleaños en vez de hacerme regalos a mí, se regalan unos a otros.

¿Tu que sentirías si se hicieran regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada?

Una vez alguien me dijo: ¿Cómo te voy a regalar algo si nunca te veo?

Ya te imaginarás lo que le dije: "Regala comida, ropa y ayuda a los pobres, visita a los enfermos
y a los que están solos y yo lo contaré como si me lo hubieras hecho a mí".... (Mateo 25, 34-40).

Recuerdo lo que sucedió a un anciano llamado Juan, un día de mi cumpleaños anduvo de casa en casa pidiendo posada porque tenía hambre y no tenía familia.

Tocó en muchas puertas sin que en ninguna le invitaran a la mesa, se dio por vencido al ver que ni siquiera esa noche iba a sentir el calor de un hogar.

¿Que tienes Juan? El dijo: "Es que nadie me invitó a pasar"

Yo me senté a un lado de él y le dije: "No te apures que a mí tampoco me han dejado entrar".

Pero toda paciencia tiene un limite, aun la MIA. Voy a contarte un secreto: como son pocos los que me invitan a la fiesta que han hecho, estoy pensando en hacer mi propia fiesta, una fiesta grandiosa como la que jamás se hubiera imaginado.

Una fiesta espectacular con grandes personalidades: Abraham, Moisés, el rey David y otros.

Todavía estoy haciendo los últimos arreglos, por lo que quizá no sea este año.

Estoy enviando muchas invitaciones y hoy, querido amigo, hay una invitación para ti.

Sólo que quiero que me digas si quieres asistir y te reservaré un lugar, y escribiré tu nombre con letras de oro en mi gran libro de invitados.

Prepárate, porque cuando todo esté listo, daré la gran sorpresa. Hasta pronto.

Tu amigo, Jesús de Nazaret.